En el manejo del autismo, se han aplicado múltiples
técnicas para mejorar las condiciones del niño con resultados aceptables y
entre ellas, la que a la fecha mejores resultados ha dado, especialmente en
niños pequeños, es la Terapia Conductual o Análisis Aplicado de la Conducta (ABA:
Applied Behavior Annalisys).
La Terapia Conductual puede ser
definida como: “la aplicación sistemática de los principios y técnicas del
aprendizaje en la modificación de la conducta humana”. Es algo parecido a la enseñanza por medio
de repetición con premios y castigos.
A esta terapia se le han dado diversos nombres como:
Modificación de conducta, Terapia del Condicionamiento, Manejo Conductual,
Análisis Conductual, etc. En los Estados
Unidos han preferido llamarla Terapia conductual, ya que es el término usado
por Skinner, uno de los principales precursores de esta técnica.
El inicio de la Terapia conductual
se sitúa en los experimentos del filósofo Ruso Ivan Pavlov (1927), aunque lo
anteceden en América los estudios de Thorndike acerca del aprendizaje por
“causa y efecto” en 1913, pero no fue sino hasta 1924 cuando el psicólogo
estadounidense John B. Watson, realizara contribuciones sobre el aprendizaje en
los niños. Fue en la década de los
50’s cuando Federic Skinner realizó valiosas aportaciones de investigaciones
individuales sobre Programas de Reforzamiento (1950-1954).
En los últimos 35 años, la modificación de conducta ha
tenido una aceptación y crecimiento gigantesco. Esto por tres importantes razones:
La tendencia en la modificación de conducta está
dirigida hacia controles positivos de la conducta, pero debido a que muchos
profesionales hacen mal uso de estas técnicas, faltando a los códigos éticos y
legales a los que tiene derecho el paciente, se tiene un concepto distorsionado
de la Terapia conductual.
Algunas instituciones emplean el castigo para
suprimir una conducta pero olvidan implementar controles positivos para
desarrollar una conducta deseable incompatible con la anterior.
Cada día es mayor la tendencia al refuerzo
(premio) de conductas deseables que aplicar el castigo. De hecho, muchos terapeutas presentan al
niño la oportunidad de jugar y ganar premios en lugar del escenario de
“trabajar”.
Existe una diversidad de terapias muy
efectivas para el autismo, como lo es el Teacch, sin embargo, esta técnica
provee al niño del repertorio básico para el aprendizaje: atención, seguimiento
de instrucciones e imitación. Aún
cuando considere otros tipos de tratamientos, es recomendable iniciar con la
Terapia Conductual, especialmente cuando se trate de niños pequeños menores de
10 años (aunque también es efectivo en otras edades), ya sean autistas o
aspergers.
Existen reglas generales para la
aplicación de la Terapia conductual que el terapeuta debe tener presente antes
de iniciar la modificación de conducta:
·
Es indispensable tener una
impresión diagnóstica del paciente. El niño debe ser visto por un neurólogo y
ser valorado por un psicólogo de manera que se conozcan las necesidades a tratar
en el niño. Si los padres no están
conforme con el diagnóstico, deberán buscar una segunda y hasta una tercera
opinión.
·
Cada niño es un individuo
único. Semejante a todos los demás en muchos aspectos y diferente a la
vez en todos ellos. Por ello, las
necesidades, avances y logros son también individuales y nunca deben ser
comparados con otros niños.
·
No existen terapias
universales. Cada niño, en su individualidad, requiere de terapias
específicas a sus necesidades y sus avances serán conforme sus
capacidades. Ningún programa, por bien
diseñado que esté, funcionará igual para todos los niños.
·
Programación acorde a las
necesidades individuales. No existe receta de cocina para
aplicar. La programación debe basarse
en las necesidades individuales del niño y para cada uno es diferente.
·
Ambiente que rodea al niño. Se debe
designar un escenario conductual adecuado de acuerdo a las características y
necesidades del niño, el cual debe de estar libre de ruidos y
distracciones. No se puede utilizar un
cuarto con la televisión prendida o con muchas imágenes en las paredes que
distraigan al niño.
·
Salud del niño. El estado
físico del niño debe ser tomado en cuenta diariamente, ya que esto es una
variable que influye fuertemente en el desempeño del paciente. Un niño enfermo o cansado siempre bajará
sus porcentajes en la terapia.
·
Trabajo en equipo. El terapeuta
deberá involucrar a los padres y maestros en el tratamiento del niño. De nada sirve tres horas de trabajo durante
la semana si las otras 95 horas se retrocede o se deja libre al niño. Se debe tener el acercamiento constante y
la comunicación entre todos aquellos que interactúen en el desarrollo del niño.
·
Constancia. Punto clave
e indispensable para la adquisición de nuevas habilidades. La programación establecida debe seguirse
en forma continua tanto en casa por los padres como en la escuela por los
maestros. La terapia conductual debe
ser 7 días a la semana los 365 días del año.
Disciplina. Se debe
tener siempre estricto apego en la aplicación de los programas y procedimientos
establecidos para la terapia, sin variaciones. No se vale “descansar los fines de semana” y dejar que el niño
desate sus conductas, pues eso implica retroceso en su aprendizaje. El tiempo de estos niños vale oro.
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