Fracaso Escolar y Retardo Mental Leve
Una relación histórica difícil de superar
Diferenciar fracaso escolar de retardo mental leve (RML) es una tarea complicada, ya que frecuentemente ambos conceptos se superponen y también se trata con ligereza el tema, al incluir dentro de la categoría RML a la mayoría de los niños que fracasan en la escuela.
El presente artículo pretende aproximarse a esta histórica relación que muchas veces segregó a los niños del servicio educativo común.
Comienza el mes de octubre y Patricia tiene a su cargo 38 alumnos en 2º “A” de una escuela que atiende sectores que provienen de contextos desfavorables. Un elevado porcentaje del curso son niños que no han promovido el año anterior.
Llega la desesperación y la frustración por no poder acompañar individualmente a los alumnos con dificultades. Están derivados al E.O.E.
Hasta aquí una situación muy reiterada y reconocida por cualquier docente. ¿Qué hacer con todos los niños para lograr una verdadera aproximación a saberes significativos? ¿Cómo trabajar individualmente con cada chico con dificultad? ¿Y aquellos alumnos que reclaman la presencia de la maestra porque culminan rápidamente sus tareas?
Las preguntas están planteadas y el E.O.E. podrá ayudar a Patricia a buscar las respuestas. Cuando los niños llegan a Gabinete son testeados teniendo una pobre ejecución en los test. Se establece el cociente intelectual de cada uno como factor que determinará el potencial de aprendizaje de los alumnos. Se reconoce en estos niños una falta de habilidad cognitiva general. El diagnóstico de este grupo de alumnos apunta a la “irrecuperabilidad e ineducabilidad”. ¡Es imposible en los albores del siglo XXI !. ¡ Chicos irrecuperables!. ¿Se olvidan del derecho a la igualdad y justicia? ¿Conocen la legislación sobre integración?.
En estas instituciones ocurre algo particular que es emparentar niños de sectores desfavorables con R.M.L., pensando que estos alumnos fracasan en la escuela debido a su pertenencia a los sectores populares.
Ha sido Alfred Binet quién ha elaborado el concepto de R.M.L. para describir esta nueva realidad y lo hizo por medio del aparato conceptual que se venía utilizando con el retardo mental profundo y severo. Dicho concepto lo adopta la escuela que asimiló como R.M.L. a aquellos niños que tenían dificultades académicas por baja puntuación en los test.
Pero estos niños no presentan una patología orgánica ni física observable. Son alumnos que no pueden satisfacer las demandas escolares. Sus dificultades se hacen obvias tan pronto como el currículum escolar demanda competencias en gramática, historia, geografía, escritura. No se debe hablar de personas mentalmente deficiente, sino de intelectualmente inadecuadas. Estas personas en sociedades menos complejas no tendrán problema alguno, ya que su dificultad se relaciona con exigencias culturales. Debemos hablar de dificultades situacionales debido a su relación con variables culturales.
Existen una serie de elementos par diferenciar al R.M.L. con el resto de la categorías, el siguiente cuadro presenta esta comparación:
Retardo Mental Leve |
|
Aparece con la obligatoriedad escolar |
Existen en todas las épocas y sociedades
|
Se manifiesta en la escuela
|
Acompaña al sujeto durante toda su vida
|
Se detecta en sectores populares |
Se distribuye en toda las clases sociales |
No presenta patología física
|
Presentan una patología física
|
Afecta la adaptación escolar |
Compromete la totalidad del funcionamiento del sujeto
|
Se evalúa con pruebas de inteligencia con elevada carga cultural |
Se diagnostica y se trata transnacionalmente y transculturalmente.
|
Desde la escuela se debe rechazar el concepto de R.M.L. ya que es una categoría diagnóstica clínica que rotula a los niños que no están preparados para lograr aprendizajes académicos alejados de realidad.
La escuela debe reconocer la existencia de formas culturales propias porque los aprendizajes escolares son sensibles a la presión del contexto social que actúan facilitándolos o entorpeciéndolos.
Los E.O.E. ayudarán a la docente en la elaboración de una evaluación multidimensional, prestando atención a las capacidades intelectuales y habilidades adaptativas sociales para permitir que los alumnos adquieran un concepto de sí mismo positivo y no se magnifiquen sus áreas débiles.
María Angélica Luz, una pedagoga especialista en educación especial nos dice en su libro “De la integración escolar a la escuela integradora”:
“Dejar de analizar las incapacidades del niño y analizar nuestra propia incapacidad de organizar situaciones escolares que garanticen condiciones favorables para manifestar sus propias competencias.”
Adriana Inés Cupaiolo
Universidad de Buenos Aires
Argentina
Bibliografía Consultada
LUS, MARÍA ANGÉLICA “De la Integración escolar a la escuela integradora”. Paidós. Bs. As.1995
LUS, MARÍA ANGÉLICA “Fracaso escolar y lectoescritura. Análisis desde una perspectiva pedagógica”. Seminario Taller sobre Fracaso escolar. Ministerio de Educación y Justicia de la Nación. OREALC-UNESCO. Bs. As.1988.
MARCHESI, COLL, PALACIOS. “Desarrollo Psicológico y Educación”. Alianza Psicológica. Madrid. 1996
MINISTERIO de EDUCACIÓN y JUSTICIA. Area Educación Especial “Programa Nacional de Integración”. Buenos Aires. 1988.
UNESCO. MINISTERIO de EDUCACIÓN y CIENCIA ESPAÑA. “Declaración de Salamanca y Marco de Acción sobre necesidades educativas especiales, acceso y calidad”. Salamanca. España. 1994.
Esta web utiliza cookies para obtener datos estadísticos de la navegación de sus usuarios. Si continúas navegando consideramos que aceptas su uso. Más información X Cerrar